
¡Bendita seas maldita!
Por haber llegado a mi vida, por vivir y revivir escenas olvidadas e inexistentes, filosas anécdotas repetidas en los mosaicos que forman patrones al fondo de la regadera. Maldita ave de mal agüero que pasaste volando frente a mi nariz y terminaste tu vuelo con un súbito golpe contra un cable de alta tensión e iluminaste el paisaje desolado de un no lugar.
Bendita la convivencia del bien y el mal… para autorretratarse tras someterse al enfrentamiento conflictivo entre las personalidades que viven en la memoria. Establecerse en un espacio para mostrar la visión cegadora de un recuerdo que pretende ser olvidado pero que es tan profundo que se aferra a la superficie y se filtra por todos sus poros haciéndose pasar por colores alegres, puntitos armoniosos y líneas convertidas en personajes quienes viven anécdotas felices o infelices, extrañas o cotidianas, agraciadas o desgraciadas… registro minucioso de la necesaria existencia del uno para el otro, de la negación de lo añorado ante el perturbador silencio de la interpretación de uno mismo…
agustín santoyo
feliz no cumpleaños, acrílico/tela, 2009